A lo largo de los siglos, la mujer ha sido señalada negativamente por las diferentes culturas y religiones en una mala lectura de los Libros Sagrados, en una interpretación interesada o fanática; no obstante, muchas han sido las voces que se han alzado de mujeres que dieron un empujón y aportaron su grano de arena a la situación actual de las mismas, en que la sociedad reconoce, por fin, su papel y establece medios laborales, de seguridad y legislativos que la protegen y ayudan en su realización como persona.
Hay una figura en la que no nos hemos detenido en demasía, la figura del bíblico Caín. Tratándose de un hombre, tampoco parece que fuese a traer mayores problemasque la constitución de la cultura "cainita", basada en un hombre malencarado, de "malas pulgas", envidioso, algo casi-normal y habitual en la historia humana.
Tal vez y mirando un poquito mas allá, podamos descubrir en el Caín bíblico al primer acosador, al ejemplo de persona que se siente inferior, acomplejado, ante el otro. Una persona que busca el momento para desembarazaras zafiamentede aquel a quien considera su oponente.
Un ser al que no le importan los medios para deshacerse de su otro igual, pero ante el cual su baja autoestima y mediocridad se transforma en sed de venganza, en odio y paranoia que le lleva a inventar mentiras, a elucubrar artimañas, a buscar el modus operandi para arrastrarlo al vacío de la muerte.
No es esto su último fin en origen, solo que no controla el final en el que pueden desembocar sus actos. Y esto no es una excusa, un perdón, no; quiero significar con ello, que su propia violencia interna arrastrará al fondo de los infiernos a su congénere, en lo que inicialmente solo era un acto de amedrentamiento, de intentar demostrar su superioridad ante los otros y, sobre todo, ante si mismo.
Lo que comienza como una acción "sin mayor importancia", pasará a ser "es que no calla ni bajo el agua", para culminar en cualquier alto dirigido a fulminar y hacer desaparecer de la faz de la tierra -de su entorno- al otro. Y aquí ya entramos en el "terrorismo psicológico", en la "espiral de violencia" que no tendrá fin.
El Caín particular, que en un principio parece ser alguien cercano a uno (aquél era hermano de Abel), suele ser también el gran desconocido ("soy yo el guardián de mi hermano?"). La misma sociedad le arropará ("el que mate a Caín lo pagará 7 veces"), los patronos porque no pueden aceptar que tienen una "empresa tóxica", los jefes porque demuestran haber creado un "equipo enfermo", los compañeros son "víctimas del miedo" (no vides que TÚ eres la pieza clave del puzzle), quienes ye rodean no pueden creer en una sociedad que destruye su propia especie.
No importa; buscando la paz, corre por los montes y riberas, no cojas las flores ni temas a las fieras, y franquea los fuertes y fronteras.
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