Algo común que señalan quienes han sufrido algún tipo de acoso o terrorismo psicológico el que sea, es la entrada en un pozo sin fondo, al que se accede sin buscarlo, como Alicia por el hueco del árbol que la sumerge en el País de las Maravillas, solo que en este nuevo país es el "País de las Pesadillas".
El acoso puede venir no solo desde arriba, los Jefes (vertical), es peor el de los propios compañeros (horizontal) y el de los Sindicatos (vertical y horizontal al mismo tiempo). Iremos desglosando este punto.
Lo normal, es que se produzca una situación de aislamiento y derribo externo que, la mente de la víctima del terrorismo psicológico, acabará interiorizando y procederá a aislarse de su entorno y a derribarse a si mismo minando su autoestima, acusándose a sí mismo, etc.
En el acoso afectivo ocurre lo mismo. Hoy te llaman oligofrénico, mañana te pone las maletas en la puerta de casa, y la relación acaba convirtiéndose en tóxica, la mente acaba destrozada y, muchas veces, la cara; solo que sigues estando ahí, a su lado, como quien sufre el Síndrome de Estocolmo.
Poco a poco, el soleado día en que te levantabas con una sonrisa, pasa a ser una noche oscura plagada de lágrimas, en la que acontecen todos los males que anuncia el Apocalipsis. No olvides que el Apocalipsis también termina, que aún en la mas oscura de las prisiones entra un haz de luz, que en una cristalina fuente verás un día tu imagen sosegada.
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